Aportes del Laboratorio de Ecología de Bordes de la Universidad de Flores a la comprensión y divulgación del Informe del IPCC 2021

Institucional
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Miércoles 18 de Agosto de 2021

Aportes del Laboratorio de Ecología de Bordes de la Universidad de Flores a la comprensión y divulgación del Informe del IPCC 2021

Summary for Policymakers. In: Climate Change 2021: The Physical Science Basis. Contribution of Working Group I to the Sixth Assessment Report of the Intergovernmental Panel on Climate Change [Masson-Delmotte, V., P. Zhai, A. Pirani, S. L. Connors, C. Péan, S. Berger, N. Caud, Y. Chen, L. Goldfarb, M. I. Gomis, M. Huang, K. Leitzell, E. Lonnoy, J.B.R. Matthews, T. K. Maycock, T. Waterfield, O. Yelekçi, R. Yu and B. Zhou (eds.)]. Cambridge University Press. In Press.

 

El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) de Naciones Unidas publicó recientemente su reporte sobre la situación del cambio climático, en base a estudios sobre el calentamiento global y los cambios derivados de este fenómeno en el planeta para las próximas décadas. El reporte dirigido especialmente a formuladores de políticas se elaboró a partir de unos 14.000 artículos científicos, de todo el mundo. Y en base a ellos el panel que agrupa a científicos representantes de todos los países del mundo, arribaron a la conclusión de que las emisiones continuas de gases de efecto invernadero podrían quebrar un límite clave de la temperatura global en poco más de una década.

Si bien el reporte es global, de una escala de procesos del tipo planetarios, ninguna región del planeta escapa a sus consecuencias. Y en el norte de la Patagonia, no solo tendremos efectos del cambio global, sino que también, y como consecuencia de nuestra ubicación geográfica y la forma en que nos relacionamos como sociedad con el ambiente, nuestro proceso local tiene sus particularidades. Como se aprecia en los mapas de tendencias del cambio en distintas variables climáticas como la temperatura o la precipitación, observamos que nuestra realidad y futuro no están al margen de las proyecciones mundiales.

Pero existe una particularidad que nos llama especialmente a estudiar las implicancias locales de estos cambios. La apreciación de los cambios en neutra región del Alto valle por ejemplo es muy difusa (Figura 1). Y esto se debe a que geográficamente nos encontramos en un punto de transición entre dos regiones del norte de la Patagonia, en los que los cambios se expresan de distinta manera. Esto ya había ocurrido en el reporte del mismo organismo en 2018.

Por un lado, al Este, sobre la costa Atlántica Patagónica se evidencia un incremento del régimen de precipitaciones. Opuestamente al Oeste, sobre los Andes Patagónicos se observa un decrecimiento de las precipitaciones. Y estas variaciones no son hipotéticas. El fenómeno ya se hizo presente en Patagonia en la que se aprecia una significativa reducción de los caudales medios de los ríos, alimentados por las precipitaciones y los deshielos estacionales de la cordillera, en las últimas dos décadas (y una poco más de tiempo atrás también). Tal vez de todas las variables de cambio, la de las precipitaciones sea la que con mayor atención debamos prestar atención en el norte de la Patagonia. Porque además de esto. En esa faja de transición entre la que se produce el ascenso a un lado y el descenso al otro de la precipitación, existe una basta faja de incertidumbre de datos, en la que nada más y nada menos se encuentra el Alto Valle. Desde distintos proyectos de investigación del LEB, destacamos el hecho de que humedales ribereño y lechos del río vienen siendo ocupados por distintas especies de salicáceas exóticas (sauces y álamos), evidencia de que el régimen de inundaciones está atenuado, tanto en río regulados como el Limay, pero también por ríos NO regulados como el Traful o el Azul.

Por otro lado, alertamos el riesgo que implica la urbanización de humedales ribereño urbanos, pero también algunos espontáneos producidos por precipitaciones, cauces secundarios de los ríos abandonados, canales artificiales de drenaje y temporarios que desciende de las bardas. Esto debido a que, en los últimos tiempos en nuestra región, años tras año desde 2014, se vienen superando los récords históricos de intensidad de la precipitación. Esto puede tener una explicación en el hecho de que las precipitaciones que ingresan desde el atlántico, que ahora tienden a incrementarse, ingresen ocasionalmente en la zona del Alto Valle. Esto no revertirá la tendencia a secarse de la cuenca, que depende más de los vientos húmedos del Pacífico, sino que probablemente incremente el riesgo de que las redes de drenaje natural y los lechos secundarios de los ríos en las zonas urbanas se activen en cada precipitación afectando a las personas y sus bienes.

Este análisis en detalle de las consecuencias del cambio climático global en nuestras vidas en la región, merecen una mayor atención de los formuladores de política local, sino también de la comunidad científica regional, que deberá analizar las implicancias locales de los cambios y las posibilidades de adaptabilidad de las sociedades a un nuevo régimen de escasez de agua, incremento de incendios forestales y pastizales y riesgos pluvioaluvionales.

En síntesis, a escala global el reporte destaca algunos aspectos también a tener en cuenta, y que como sociedad local debemos comprender para aportar a mitigar sus efectos (como por ejemplo incrementando la superficie verde de las ciudades, protegiendo los ecosistemas naturales y cambiando hábitos de alimentación y transporte). Entre estos el IPCC afirma que:

-        El cambio climático es generalizado, rápido y se está intensificando

-        La temperatura puede aumentar más de lo previsto en cada verano

-        El nivel del mar continuará aumentando

-        Los hallazgos sobre las concentraciones de CO2, confirman el efecto invernadero y la necesidad de adoptar medidas de reducción de emisiones y protección de los bosques y selvas que secuestran y fijan carbono en los tejidos vegetales. Cuando se publicó el último informe del IPCC sobre el cambio climático en 2013, se consideró como límite global seguro para el calentamiento una temperatura de los 1,5°C. En las negociaciones políticas que condujeron al acuerdo climático de París en 2015, muchos países en desarrollo y estados insulares presionaron por un límite de temperatura más bajo, debido a una cuestión de supervivencia, especialmente de frente al mar. El informe especial de 2018 mostró que las ventajas de mantenerse por debajo de ese límite eran enormes en comparación con un mundo 2°C más caliente. Llegar a esas metas requeriría reducir las emisiones de carbono a la mitad, esencialmente, para 2030 y alcanzar las cero emisiones netas para 2050. Si no se controlan las emisiones actuales, los 1,5°C podrían alcanzarse en una década.

-        Como parte de lo anterior, el papel del metano producido entre otros por la actividad ganadera, empieza a ser relevante en el problema y marca la necesidad de cambio de ciertos hábitos de consumo y alimentación rica en proteínas de origen animal.